Cada Camino es distinto, ni el tiempo en el que trancurre ni la persona en si son los mismos. Aún así, llegando o abandonando, la experiencia siempre es enriquecedora. El Camino tiene la virtud de romper todos los esquemas preconcebidos dándonos la vuelta y volviéndonos a recomponer. Si quieres ver como me ha marcado a mí, sólo tienes que clicar en cada pestaña, espero que el viaje te resulte tan enriquecedor como ha sido para mí. ¡Buen Camino!
"El Señor dijo a Abraham: Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré" Gn 12,1

martes, 26 de julio de 2016

PEREGRINOS

Hay caminos deseados y hay caminos inevitables. Hay caminos planificados y hay caminos imprevistos. Hay caminos compartidos que recorres en la más absoluta soledad y hay caminos en solitario donde siempre vas acompañado. Hay caminos agradables y otros que no lo son. Hay caminos queridos y hay caminos temidos. Hay caminos exteriores y hay caminos interiores, hay caminos de ida y hay caminos de vuelta. Todos los caminos son diferentes aunque recorras la misma ruta.

Hay caminos sencillos y hay caminos complicados, hay caminos fáciles y hay caminos difíciles. Hay caminos exitosos y hay caminos que son un absoluto fracaso. La diferencia entre unos y otros se haya en nuestra capacidad de vaciar nuestra "mochila" de todo aquello que nos impide crecer, madurar como personas, amar sin condiciones, perdonar sin límites. ¿Estás dispuesto a emprender tu propio camino?

domingo, 31 de enero de 2016

UN CAMINO...DIFERENTE, EPÍLOGO

(click en la imagen para ir al prólogo)


El tiempo es el único que pone las cosas en su sitio. Hace ya cinco  meses desde que volvimos a casa y desde entonces, todo se ha colocado donde tiene que estar, más o menos: el cuerpo y el ánimo.

El sentimiento de derrota dio paso al de resignación. El hecho de llegar a Santiago, aunque fuera en coche, fue un bálsamo para el espíritu, dándome la oportunidad de replantearme qué es hacer el Camino.

Marché buscando soluciones... y encontré respuestas. Respuestas incluso a interrogantes no planteadas. Dicen que del Camino uno no vuelve nunca vacío, y es cierto. Aprendí que, a veces, querer no es poder; el entusiasmo no es suficiente para enfrentar tu cuerpo a un esfuerzo que sobrepasa los límites habituales, a no ser que seas joven; el Camino necesita un entrenamiento físico previo. Aprendí que el factor suerte existe, y que puedes caer enfermo sin previo aviso. Redescubrí el poder del Camino de vaciarte de ti misma, darte la vuelta y volverte a llenar de algo que te acompañará toda tu vida.

De nuevo, tuve mi personal encuentro con ese Dios en el que confío, aunque esta vez tuvo que soportar a una peregrina quejica y llorona, con momentos de rabia y de impotencia pero también de agradecimiento pleno.

Entendí el por qué de los peregrinos que planifican su viaje por temporadas, incluso años,  sin la necesidad imperiosa de llegar a Compostela de una atacada. El Camino no es llegar, es IR YENDO.  Y en ese devaneo, el encuentro con uno mismo, con Dios y con los demás. De los tres, esta vez no he podido disfrutar del último. Espero hacerlo la próxima.

También aprendí que la motivación es algo personal y que no podemos arrastrar a los demás con nuestro entusiasmo sino invitarlos a compartirlo y en ese ir, respetar sus tiempos y sus ritmos.

Cinco meses más tarde, con un saldo de seis uñas perdidas, bastantes lágrimas y una visita a Urgencias, puedo afirmar que este Camino no ha sido un fracaso, ha sido un Camino...DIFERENTE, con muchas lecturas, todas positivas. Y tengo la certeza  de que volveré a calzarme mis botas, volveré a agarrar mi bordón y emprenderé de nuevo la marcha para dejarme traspasar por tan sencillo milagro, para dejarme abandonar a lo que vaya surgiendo, sin prisas y en libertad.