Gracias por este camino, donde caigo y me levanto,
donde te entrego mi canto mientras marcho peregrino, Señor,
a tu monte santo.
Gracias, Señor, por la luz que ilumina mi existir;
por este dulce dormir que me devuelve a tu cruz.
¡Gracias, Señor, por vivir!
Amén.
Cada Camino es distinto, ni el tiempo en el que trancurre ni la persona en si son los mismos. Aún así, llegando o abandonando, la experiencia siempre es enriquecedora. El Camino tiene la virtud de romper todos los esquemas preconcebidos dándonos la vuelta y volviéndonos a recomponer. Si quieres ver como me ha marcado a mí, sólo tienes que clicar en cada pestaña, espero que el viaje te resulte tan enriquecedor como ha sido para mí. ¡Buen Camino!
"El Señor dijo a Abraham: Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré" Gn 12,1