Cada Camino es distinto, ni el tiempo en el que trancurre ni la persona en si son los mismos. Aún así, llegando o abandonando, la experiencia siempre es enriquecedora. El Camino tiene la virtud de romper todos los esquemas preconcebidos dándonos la vuelta y volviéndonos a recomponer. Si quieres ver como me ha marcado a mí, sólo tienes que clicar en cada pestaña, espero que el viaje te resulte tan enriquecedor como ha sido para mí. ¡Buen Camino!
"El Señor dijo a Abraham: Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré" Gn 12,1

martes, 20 de agosto de 2013

PRIMERA ETAPA: TUI-O PORRIÑO (16 KM.)


CRÓNICA DE LA ETAPA:

 
Primera etapa del Camino conseguida, aunque con los ánimos un poco bajos.  A las 8:15 de la mañana comenzamos nuestra peregrinación desde la puerta de la Catedral de Tui, tras una noche que empezó siendo muy calurosa pero luego se levantó viento sobre las tres de la mañana y refrescó un montón, así que esta mañana era una gozada caminar en mangas de camisa.

Monumento al peregrino (Tui)


Las flechas y conchas son fáciles de encontrar y seguir, al igual que los monolitos de piedra, aunque nos han comentado que mejor no hacerle caso a los kilómetros restantes que marcan, porque son más bien relativos, así que siguiéndolas salimos de Tui, pasando ante el monumento a los peregrinos que se encuentra junto al puente medieval que cruza el río Louro. 

La primera parte del recorrido ha discurrido muy bien, por senderos en medio del bosque, con vegetación frondosa o pedanías de casas con sus huertos.  Me han llamado mucho la atención los cultivos propios de viñedos, porque están dispuestos en forma perimetral, rodeando al resto del huerto y colgados de estacas de piedra, no van plantados en la tierra pero tampoco están tan altos como las parras propias de Andalucía.





perfil de la etapa
Hemos comido moras de zarza, que crecen silvestres al borde de la carretera y las castañas ya están dentro de sus caperuzas erizadas que me recuerdan a los erizos de mar, pero con ese verde tan característico.

en camino

Hasta ahí ha llegado la parte más gratificante de la jornada porque, tras descansar un ratito en una zona de descanso en Orbenlle, donde un grupo de voluntarios nos han sellado las credenciales y  salir del bosque bajando una cuesta, hemos cruzado de punta a punta el Polígono Industrial de As Gandaras. ¡Madre de Dios, qué calle más larga tenía el dichoso polígono! Medio día, un sol justiciero en todo lo alto y todos los peregrinos como fila de hormiguitas atravesando la dichosa calle.  Yo le calculo unos 3-4 km. de larga, ya me habían advertido de ella como el tramo más desagradable del camino portugués.  Tras ¡por fin! llegar al final de la misma, cruzamos sobre la vía del tren, por una plataforma metálica y ¡otra vez un tramo bien apañado de la N-550 para entrar en el casco urbano!
 
Casa del Concello (O Porriño)


Hemos llegado al albergue un poco antes de las una de la tarde, con unos 33º grados de calor, asfixiante, tipo terral malagueño y nos hemos encontrado que ni tenía frigorífico ni microondas así que hemos tenido que modificar el desayuno de mañana por algo que no necesite frío y el agua la llevaremos del tiempo.  Lo peor de todo es que el albergue, salvo en la cocina, en las zonas comunes no tiene ventanas sino grandes cristales a modo de muros exteriores, con lo cual será un gustazo en invierno, pero ahora, en verano, parece una incubadora.  En los dormitorios cabemos unas 20 personas más o menos, en dos filas de literas, espero que la noche sea tranquila.

Tras ducharnos y "descansar" un rato (porque el calor no deja) nos hemos ido a dar una vuelta a la ciudad y a celebrar la Eucaristía en la Parroquia de Santa María de la Concepción, con su magnífico Cristo suspendido sobre el altar.  Después hemos comprado algo para cenar y nos lo hemos tomado en el exterior del albergue, al igual que el resto de los peregrinos, porque dentro es que no se puede estar.


Iglesia de Santa María de la Concepción (O Porriño)



REFLEXIÓN PERSONAL:

Día duro, muy duro, el tramo del polígono ha sido horroroso y lo peor no ha sido eso sino que no sé si la noche nos va a deparar algún descanso con esta calor tan horrorosa que hace.  Estamos  con la moral un poco baja, ¿seremos capaces de aguantar?

Aún así me quedo con lo mejor del día: las conversaciones con mi hijo mayor, primero con su padre, luego conmigo; es imposible andar al lado de alguien casi cinco horas sin hablar.  Echaba de menos esas charlas, ahora vistas desde otra perspectiva, la que te otorgan los años y el cargo (el de madre o padre), así que hoy no ha sido día de silencio interior, ha sido día de comunicación.

Le ruego a Dios que mañana bajen las temperaturas y que los ánimos se vuelvan de nuevo para arriba, creo que el esfuerzo merece la pena y que no hay que tirar la toalla antes de tiempo.



Fuente gráfica perfil: Gronze.com





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