Cada Camino es distinto, ni el tiempo en el que trancurre ni la persona en si son los mismos. Aún así, llegando o abandonando, la experiencia siempre es enriquecedora. El Camino tiene la virtud de romper todos los esquemas preconcebidos dándonos la vuelta y volviéndonos a recomponer. Si quieres ver como me ha marcado a mí, sólo tienes que clicar en cada pestaña, espero que el viaje te resulte tan enriquecedor como ha sido para mí. ¡Buen Camino!
"El Señor dijo a Abraham: Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré" Gn 12,1

domingo, 18 de agosto de 2013

PRÓLOGO




Quedan pocas horas para que se cumpla un sueño largo tiempo deseado: voy a hacer el Camino de Santiago por primera vez.

Dicen que a la tercera va la vencida y no sé si es verdad pero creo que ahora es el momento idóneo para hacerlo; las anteriores ocasiones, bien la poca disposición, la falta de preparación previa o, simplemente, la débil motivación fueron lo bastante potentes para desistir en el empeño.  Ahora, temores a la espalda, la decisión ha sido imprevista y espontánea, como todas las cosas buenas que me han ocurrido en la vida y eso late muy bien.

No sabría expresar cómo me siento, son muchos sentimientos encontrados: una gran emoción contenida junto al temor a que me fallen las fuerzas, las físicas y las emocionales y, como no, cierto miedo a lo que deparará el día a día del Camino.
El equipaje ya está listo, me han aconsejado que sea ligero.  Porto dos mochilas: una material donde creo que llevo lo justo y necesario,  la otra no es material y en ella porto todo lo que soy, lo necesario y lo innecesario: mi entusiasmo, mi voluntad, mi fe pero también mis limitaciones físicas, mis manías y escrúpulos, mis miedos, mis rencores,… muchas cosas que quiero ir tirando a lo largo de mi recorrido para que mi mochila vuelva a casa liviana.

He oído hablar del “camino interior”, también del “camino personal”; espero, al terminar el mío, ponerle el calificativo adecuado. 
No voy sola en este viaje, me acompañan aquellos a quienes más quiero, mi familia, y aunque cada uno de nosotros vivamos la experiencia de una manera individual, la haremos de forma compartida, como otra etapa más de nuestro proyecto de vida en común.

Ya queda poco, dicen que para ser peregrino simplemente hace falta tener ganas de ponerse en camino, y ésas sobran en mi caso; estamos dispuestos así que ¡ultreia! ¡esuseia!

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